¿Que extraño mundo era aquel? Al disiparse la niebla sólo vió un paraje desolado de dura piedra. Pronto se dio cuenta de su error.
Gruesas ramas se interpusieron en su camino, las puntas de troncos como jamás había visto, pero no se amedrentó. Con la fuerza de sus brazos trepó por aquellas ramas.
Después de horas de escalada se propuso descansar un poco de su ascenso.
Desde su improvisada atalaya pudo ver estructuras de hierro como jamás había imaginado. Tan sólo pudo especular con que tipo de criaturas podrían haber levantado aquello.
Sin duda aquel mundo de gigantes le serviría para templar su valor.
1 comentario:
Jejejeje, se le ve en un sitio muy frio, al menos
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